¿Sabes que es el BDSM?

Antes de que salgas corriendo, ¡espera un momento! Vamos a desmitificar, aclarar y, quién sabe, tal vez hasta despertar tu interés por explorar nuevas formas de diversión en la cama, sigue leyendo y descubre todo lo que siempre quisiste saber sobre el BDSM, pero no te atrevías a preguntar. 

Empecemos por el principio 

BDSM son las siglas de Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión, y Sadismo y Masoquismo. Suena complicado, ¿verdad? Pero no te preocupes, aquí desglosaremos cada parte para que lo entiendas mejor. 

Bondage y Disciplina (B&D): Bondage se refiere a la práctica de restringir el movimiento de tu pareja con cuerdas, esposas o cualquier cosa que te guste. La Disciplina implica reglas y castigos acordados, piensa en ello como un juego en el que todos saben las reglas, esta relación de poder es profundamente consensuada y se basa en la confianza mutua. 

• Cuerdas: Las cuerdas de bondage pueden ser de seda, algodón o cáñamo. Cada tipo ofrece una sensación diferente, desde la suavidad sedosa hasta la firmeza del cáñamo. 
• Esposas: Puedes optar por esposas de metal para una sensación más dura o esposas acolchadas para mayor comodidad. 
• Cintas: Las cintas de bondage son una opción genial para principiantes, ya que son suaves y fáciles de usar. 

Dominación y Sumisión (D&S): Aquí es donde uno toma el rol dominante y el otro se somete. Es un intercambio de poder consensuado y puede ser muy liberador y excitante para ambas partes. 

• El Dominante: Disfruta del control y la responsabilidad de guiar la escena. Esto puede incluir dar órdenes, decidir el ritmo y asegurarse de que se respeten los límites acordados.
• El Sumiso: Encuentra placer en entregar el control, confiando en el dominante para llevar la experiencia a nuevas alturas. Esto puede ser muy liberador y permite una profunda conexión emocional y física. 

Sadismo y Masoquismo (S&M): El sadismo es el placer de infligir dolor consensuado, mientras que el masoquismo es disfrutar recibiéndolo. ¿A quién no le gusta un poco de picante en la vida, verdad?

• Sadismo: El sadista obtiene placer al infligir dolor, siempre dentro de los límites acordados. Esto puede incluir desde pequeños mordiscos hasta el uso de látigos y paletas.

• Masoquismo: El masoquista disfruta recibiendo dolor, encontrando excitación en la intensidad de las sensaciones. Este placer puede ser físico, emocional o ambos. 

Mitos y Realidades del BDSM

El BDSM está lleno de estigmas y malentendidos. ¡Es hora de desmitificar algunos! 

Mito #1: El BDSM es abusivo ¡Falso! 

Este es uno de los mitos más dañinos y extendidos. El BDSM se basa en tres pilares fundamentales: consentimiento, comunicación y respeto mutuo. Imagina el BDSM como un baile cuidadosamente coreografíado. Nada, absolutamente nada, sucede sin que ambas partes estén totalmente de acuerdo y entusiasmadas. Antes de comenzar, se establecen límites claros y se eligen palabras de seguridad. Así, si en algún momento alguien quiere detener el juego, una simple palabra es suficiente para que todo se detenga de inmediato. ¡Aquí nadie juega sin las reglas claras! 

Mito #2: ¿Solo es para personas "raras"? ¡Para nada! 

Si piensas que el BDSM es solo para un grupo selecto de "raros", ¡te tenemos noticias! Gente de todos los caminos de la vida, disfruta del BDSM. No hay un perfil único. ¿Eres un contador aburrido de nueve a cinco? ¡Puede que te encante ser un dominante por la noche! ¿Eres una madre de tres niños que disfruta de los parques de diversiones los fines de semana? ¡Podrías encontrar liberador, ser una sumisa en tus momentos privados! El BDSM es para cualquier persona que busque explorar nuevas dimensiones del placer y la conexión con su pareja. La diversidad en el BDSM es tan rica y variada como la vida misma.

Mito #3: Siempre implica dolor. No necesariamente… 

¡Este es un gran error! El BDSM no siempre tiene que ver con el dolor. De hecho, puede ser tan suave o intenso como desees. Si te gustan las caricias suaves con plumas o un bondage ligero con cintas de seda, ¡eso también es BDSM! Todo se trata de lo que funcione para ti y tu pareja. Puedes empezar despacio, explorando lo que te hace sentir bien, y ajustar la intensidad según tus preferencias, el objetivo es el placer compartido y la conexión íntima, no el dolor.

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